Se pensaba que el concepto de infinito tenía su origen en el siglo XXVII. Sin embargo gracias a un scaner creado en la Universidad de Stanford, capaz de generar una imagen de un millón de píxeles por segundo, se ha llegado a la conclusión de que nuestro infinito es 2.000 años más viejo.
El motivo ha sido el análisis, con este escaner, de un pergamino que un monje de Estambul (antigua Costantinopla) copió al genial Arquímedes. Este pergamino consta de 348 páginas y es la copia más antigua de la que disponemos. En este documento se han encontrado pruebas de que Arquímedes usó el concepto de infinito en una parte del documento.
En defintiva, nuevos métodos para llegar a comprender mejor la antiguedad.
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